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¿Un Coach debajo de cada piedra?

Hace unos días vi este tweet de Marco Cimino quien a su vez retweeteaba a Juan Alberto:

Un Coach debajo de cada piedra

Lo guardé porque creo que el comentario se merecía más que una respuesta de 140 caracteres.

Es cierto que como apunta Juan Alberto, cada día hay más coaches (¡que no coachers!). Cada vez que acudo a un evento de networking, me encuentro con unos cuantos. Y a menudo me asombra la heterogeneidad de nuestro colectivo.

Me explico: el coaching es un trabajo “de segunda carrera”. Hasta hoy, no he conocido a ningún niño que sueñe con ser coach. Sí he conocido a antiguos entrenadores deportivos, nutricionistas, psicólogos, empresarios, y hasta profesores hoy convertidos en coaches. Yo misma tengo “una vida anterior”, una experiencia de 15 años en el mundo de la comunicación. Esta experiencia previa constituye el marco de quién soy como coach, de mi especialidad. Yo no trabajo para mejorar el rendimiento deportivo de atletas de élite. Tampoco hago terapia personal. Ofrezco sesiones individuales y talleres para que mis clientes mejoren su comunicación.

Y vuelvo al tema. Es verdad que cada día hay más coaches. Podríamos caer en la explicación fácil y etiquetar el fenómeno como “una moda”. Una moda, en todo caso, que ya dura unos cuantos años. Si miramos un poco más allá de nuestras fronteras, descubriremos que el que se considera el primer libro de coaching, The Inner Game of Tennis de Tim Galaway data de 1974. Han pasado 36 años y el coaching no ha hecho más que crecer. Hoy podríamos decir que la disciplina del coaching ha llegado a su madurez y como ocurre en otros ámbitos, ha empezado la diversificación y la especialización, tendencia aquí se ve reforzada por el bagaje profesional previo que aporta cada uno. De ahí que en la actualidad encontramos formación específica para el coaching en el entorno de la salud, los deportes, la gestión de equipos, y hasta las artes.

Resta preguntarnos porqué el coaching tiene tanto éxito. Pero esa reflexión requiere otro post. 😉

15 comentarios en “¿Un Coach debajo de cada piedra?

  1. En efecto, el coaching es de segunda profesión y cuanto más adentro vayas hacia ti y por otra parte (aunque parezca un oxímoron, no lo es) cuanto más objetivo seas y más salgas del círculo, más efectivo serás como coach. Para poder prestar atención a los demás, necesitas lo primero ser consciente de ti mismo.
    Y por cierto, la cuestión no es ser o no ser amigo sino ayudar o no ayudar. Un saludo desde un blog amigo.
    Cecilia

  2. Marco!
    Que no! Me ha servido mucho tu comentario para dar con mis propias respuestas. Seguro que si le preguntas a Gloria o a Mertxe (por ejemplo) te darán otras visiones.
    Beso!

  3. Hola Marco,

    Me encanta que te pases por aquí. Sé que el tweet sólo te hizo gracia (a mí también me lo hizo). Lo usé como excusa para salir del letargo veraniego y para no pensar un tema sobre el que postear. 😉

    Y creo que paso a incluir números para ordenar la cantidad de cosas que mencionas.

    1.- Si existe una formación reglada de coaching, que se puede recibir en los centros acreditados por la International Coaching Federation (ICF): http://www.coachfederation.org/ Personalmente opino que para ser un buen coach hace falta «haberse trabajado uno», ya que el proceso no se lleva a cabo entre «terapeuta» y «enfermo» como ocurre en otras disciplinas, sino entre dos iguales.

    2.- En cuanto que el coaching es una profesión «de las de siempre», si bien sus orígenes se encuentran en el coaching deportivo, el enfoque del coaching (me temo que explicarlo requiere otro post) es relativamente nuevo.

    3.- El coach como amigo. Discrepo. Un coach no es un amigo. De hecho, es una de los feedbacks que más veces he recibido: la sorpresa del cliente cuando se da cuenta que no le trato como a un amigo.

    La relación entre coach y cliente está basada en el respeto mútuo y debe contar con una gran dosis de empatía, sí. Pero no es una amistad. Un buen coach no juzga, ni interpreta los valores y acciones de su cliente. No tiene una idea preconcebida sobre quiénes y cómo somos. Un buen coach trabaja para que salgamos de nuestra zona de comfort y vayamos más allá de lo que creíamos posible. Un buen coach no compra nuestras motos. 😉 Y sobre todo, un buen coach no acepta cervas como pago. XD (Ya me has dado ideas para otro post).

    Me alegra que tu proceso de coaching fuera tan positivo para tí. Y gracias por compartirlo aquí, en mi casa.

    Un abrazo de vuelta!

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