O cómo nuestras creencias sobre el funcionamiento y el significado del mundo entorpecen nuestra comunicación.
Psicoanalista: Disculpe, pero ¿anoche tuvo algún sueño, por casualidad?
Cliente: No sé…. Sí, me parece que sí.
Psicoanalista: ¿Acaso soñó con peces?
Cliente: Uhhh, no, no soñé con peces, no.
Psicoanalista: ¿Qué soñó, entonces?
Cliente: Bueno… soñé que iba andando por una calle de la ciudad.
Psicoanalista: ¿Había agua en esa calle, algún charco tal vez?
Cliente: Bueno, no creo, no.
Psicoanalista: ¿Hubiera podido haberlo?
Cliente: Supongo que hubiera podido haber agua en la cuneta o algo así, pero no lo vi.
Psicoanalista: ¿Hubiera podido haber algún pez en ese agua?
Cliente: Lo veo difícil… En una cuneta, en la cuidad.
Psicoanalista: Veamos pues, en la calle de su sueño ¿había algún restaurante?
Cliente: No.
Psicoanalista: Pero hubiera podido haberlo, ¿no?
Psicoanalista: Prosigamos. Iba usted andando por la ciudad.
Cliente: Bueno… supongo que hubiera podido haber un restaurante…
Psicoanalista: Y… ¿servían pescado en ese restaurante?
Cliente: Bueno, supongo que como en cualquier restaurante…. Podría ser que en la carte tenían pescado, sí.
Psicoanalista: ¡Lo sabía! ¡Sueña con peces! Muy significativo.
Extracto de una charla de Robert Dilts