Era un viernes soleado de primavera. Tenía quince años. Había terminado mi último examen antes de las vacaciones de Semana Santa. Mi amiga Tanja y yo salimos del instituto camino al bar para jugar una partida de billar. Las dos íbamos en bici. Hacíamos la ruta de siempre para pasar por su casa a coger no recuerdo qué antes de ir a la ciudad. Los primeros kilómetros recorrían una carretera. Una línea blanca discontinua separaba el carril bici del carril para los coches. Aunque la velocidad máxima en la zona era de 50 km/h, los conductores aprovechaban la recta para darle al gas. Era un sitio peligroso para los ciclistas.
Teníamos que girar a la izquierda. La manera más sensata de hacerlo era parar y bajar de la bici para poder mirar los coches que venían por ambos lados y calcular el tiempo para cruzar.
Mi amiga iba delante mío. La vi girar. En un acto reflejo, hice lo mismo.Lo siguiente que recuerdo es abrir los ojos y sentir un tremendo dolor de cabeza. Los volví a cerrar. Cuando me atreví a intentarlo de nuevo, giré la cabeza hacia la izquierda. Vi mi reloj (un Swatch gris con rayas blancas y agujas de colores) en la mesilla. La esfera estaba rayada. Las agujas se habían parado a la una y media.
Hacía tiempo que no pensaba en el accidente. Ahora que lo hago, pienso que tuve suerte; no sólo mi reloj se paró a la hora del impacto. También mi cerebro dejó de registrar lo que ocurría hasta que estuve a salvo. En mi memoria falta un día entero. 24 Horas de tiempo suspendido.
Imagino que el diseñador de Hermès pensaba en otros motivos para querer suspender el tiempo. Sean cuales fueran, está claro que lo hizo. Reflexionó sobre el tiempo y su significado. Se dio cuenta que hay momentos en la vida en los que uno quiere detener el tiempo, verlo pasar, olvidarlo, ralentizarlo, dejar de contabilizarlo, desconectarlo o simplemente contemplarlo. Soñó una pieza de relojería capaz de dar forma a estos deseos. Lo plasmó en l’Arceau du Temps Suspendu (el arco del tiempo perdido), un reloj cuyas agujas se pueden parar con sólo apretar un botón. Se mantienen fijas (a las doce) hasta que su dueño decida retomar la cuenta.
Nota: Este es un ejemplo del uso del Storytelling para la innovación y los procesos de diseño (y no para la comunicación). Ni el video promocional (arriba), ni la secuencia de imágenes que aparecen en la web de la marca (abajo), me parecen ejemplos de Storytelling (sencillamente, porque no cuentan ninguna historia).

2 comentarios en “El tiempo suspendido – El Storytelling de Hermès”
Roger,
Gracias por tu visita. Aunque… no entiendo muy bien con qué estás de acuerdo. Tal vez debería haberme extendido un poco más. Me has dado la excusa perfecta para un post sobre «Storytelling en los procesos de diseño».
Saludos,
Eva
Eva,
Completamente de acuerdo. Lo que engancha no es el qué sino el por qué.
Todo el mundo tiene momentos de su vida en los que le gustaría que se hubiera parado el tiempo.
Saludos,
Roger
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